- golfo
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Aunque un poco relegada por otros apelativos más o menos cariñosos, el golfo sinvergüenza, y no el accidente geográfico (que procede del griego xólpos, a través del latín vulgar colphus, \'hueco, seno\'), es de esos insultos que varían enormemente según el contexto y el tono con que se profieran. Y, pese a que su etimología sea diferente de la del otro golfo físico, lo cierto es que comparte con aquél un relativo origen marino. Según parece, la palabra golfo es una reducción de la antigua y clásica voz golfín, que tenía el mismo significado que la actual, en un proceso no muy habitual en la lengua aunque no por ello inexistente. Así, en 1903, Nicolás Estévanez, en sus Fragmentos de mis Memorias, afirma: «[...] desde tiempo inmemorial a los pilluelos de la playa se les llama golfines en mi tierra [las Islas Canarias], como a los grandes usureros se les llama tiburones», aunque ya en Libro de Buen Amor, la magistral obra del Arcipreste de Hita (siglo XIV), se puede leer: «Rezas muy bien las oras con garçones golfines.»Sobre el origen marino mencionado, digamos que parece deberse a que golfín era una forma popular de pronunciar el nombre del delfín, ese mamífero marino carnívoro que no siempre ha tenido esas connotaciones de amabilidad, simpatía e inteligencia de que goza hoy. Muy al contrario, las tradiciones marineras hablaban de grandes peces llamados delfines (lo fueran o no realmente) que atacaban a los barcos, que saltaban sobre su presa, imagen que se trasladó a los salteadores de caminos, quizá también influidos por la forma de la palabra golfo geográfico.
Diccionario del origen de las palabras. 2000.